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A veces es muy difícil estar a una misma temperatura durante mucho tiempo. Sales a la calle y hace frío, pero llegas al trabajo o a casa y se halla la calefacción puesta. Ese cambio brusco de temperatura va a afectar a tu piel con el paso del tiempo. Es por eso que se hace necesario protegerla y cuidarla a medida que pasan los años.

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Cuidados para evitar la piel seca por frío


El frío es uno de los principales causantes de que la piel se vuelva tirante, seca y enrojezca. Además, en invierno es cuando más se suele usar la calefacción. El calor de la misma y el cambio brusco de temperatura de estar en casa o en el trabajo y salir a la calle va a afectar también a tu piel.

Las mejillas, los labios, el cuello, el escote y las manos son las zonas del cuerpo que más sufren los rigores del frío y los cambios de temperatura y donde más podrás apreciar la piel reseca por el frío, provocando que la dermis se vea más débil y apagada que de costumbre.

Para evitar esto, hay que hidratar bien el cuerpo y el rostro con cremas hidratantes. Es más que recomendable que estas cremas dispongan de factor de protección solar y posean un efecto barrera. Al mismo tiempo, será imprescindible el uso de un bálsamo labial hidratante y protector para proteger y aliviar los labios secos.

Las cremas y productos que emplees deben ser suaves y, a ser posible, naturales. El uso de productos agresivos para la higiene que contengan derivados del petróleo van a repercutir de forma negativa en la piel.

Asimismo, para protegerte de las bajas temperaturas, no olvides llevar guantes, bufanda, orejeras, etc. No solo estarás logrando mantener una mejor temperatura del cuerpo, sino que evitarás que la piel se ponga roja por el frío.

La higiene y la alimentación diarias, claves para proteger la piel de los cambios de temperatura


Pero junto al uso de este tipo de productos, es aconsejable no ducharse con agua muy fría o muy caliente. Lo ideal es emplear agua tibia, no ducharse más de una vez al día y aplicar una crema hidratante después de la ducha. De lo contrario, la piel se irá deshidratando y aparecerán los signos de la sequedad.

Una dieta sana y equilibrada es lo que necesitas para proteger la piel ante los cambios de temperatura. En invierno, nada mejor que tomar alimentos ricos en vitamina C y antioxidantes. Además, es muy importante estar bien hidratado, por lo que se recomienda la ingesta de 1,5 - 2 litros de agua al día. Por último, es fundamental evitar los fritos, la bollería, los azúcares, el tabaco y el alcohol.

¿Cómo recuperar el brillo?


Una vez identificado el motivo (o los motivos) que pueden desencadenar un rostro apagado y cansado, llega el momento de tomar las medidas necesarias para ponerle remedio a dicho problema.

Si el problema de opacidad de tu piel se debe a la deshidratación por no consumir suficientes líquidos, procura beber tanta agua como requiera tu organismo. El beneficio será por partida doble: cuidas tu salud y tu piel recibirá la hidratación y nutrientes que necesita. Los expertos recomiendan tomar unos ocho vasos al día.

Fumar contribuye a apagar la luz de tu piel y lo hace desde dentro, pero también desde fuera, así que presta especial atención a la limpieza de tu piel. Cuando fumas, el humo, nicotina y partículas de tabaco se depositan sobre la superficie de la piel, la ensucian y la manchan. De paso, obstruye los poros y puede causar irritaciones, por lo que mantener la cara tan limpia como sea posible, es fundamental.

Del mismo modo, es importante también llevar una rutina de cuidado facial completa y habitual para eliminar el exceso de células muertas, hidratar a fondo la piel e intentar retrasar los signos del envejecimiento utilizando productos específicos para tal fin.

Cómo cuidar la piel del calor y evitar las quemaduras por los primeros rayos de sol


Los rayos UV del sol en verano son muy perjudiciales para la salud de la piel. La primavera es una época del año ciertamente complicada, ya que es probable que se combinen los días de frío con los de sol. En estas situaciones, es cuando más se necesita que tu piel esté protegida frente a los cambios de temperatura.

En verano o en situaciones de calor, es fundamental disponer de un buen factor de protección solar y aplicar cuidados especiales a tu piel para hidratarla. No esperes a estar en la calle o en la playa para su aplicación: es mejor aplicar ya en casa, sobre todo si vas a salir en horas en las que la exposición al sol sea mayor. Eso sí, cada 2-3 horas deberás reponer la aplicación de crema.

La hidratación de la cara, el escote, el cuello, las manos, las piernas y los labios es lo más importante, ya que son las zonas del cuerpo que más van a sufrir los rigores del calor o los cambios de temperatura. Además del factor solar, puedes proteger la piel del sol con un pañuelo, un sombrero o unas gafas de sol. También es recomendable llevar prendas de color claro y poco ajustadas.

Asimismo, en días de mucho sol es necesario hidratarse bien. Puedes tomar no solo agua, sino también zumos, frutas como el melón o la sandía, ensaladas frescas, yogur, té verde, etc.

Tanto en invierno como en verano, no puedes descuidar el cuidado de tu piel, sobre todo si haces frente a diversos cambios de temperatura a lo largo del día. El efecto que estos cambios producirán en tu piel son muy nocivos si no le aportas los cuidados necesarios. No olvides, pues, hacer una limpieza e hidratación tanto de día como de noche. Tu piel te lo agradecerá.

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